Archivado en mayo 17, 2021
Hablar de religión y política siempre será tema polémico y caso de discusión que hasta enemigos puede crear. Estamos cercanos a las elecciones del 6 de junio en territorio mexicano para renovar la Cámara de Diputados y diversos cargos en los 32 estados del país y me viene a la mente el caso de Luis Donaldo Colosio.
¿Será que México tendría hoy otra historia si él hubiera llegado a la presidencia? Es muy común que se presente esa expectativa de lo que «pudo haber sido», lo que es cierto es que el poder es un ente que nunca huye, que siempre quita, pone y mueve las piezas para que el cause fluya según la conveniencia de las autoridades en turno o las más «poderosas».
El caso Colosio está nuevamente en la memoria colectiva porque el pasado 23 de marzo se cumplieron 27 años de su asesinato, de su ejecución, de un atentado que cobró a su víctima, que con un disparo (el oficial por supuesto) y un segundo que nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá en realidad de dónde vino, detuvo la vida de un hombre con grandes aspiraciones -y no dudo que con grandes convicciones- que no entraba en la maquinaria de un sistema que ya tenía resuelto el camino. Si compramos la teoría del asesino solitario, yo esperaría un perfil distinto, no un sumiso Mario Aburto que se dice inocente pero que no da más a la opinión pública, o en este caso, al público de esta terrible historia de «balazos».
Luis Donaldo Colosio habría cumplido 71 años este 2021. El político y economista mexicano nació el 10 de febrero de 1950, en Magdalena de Kino, Sonora. Durante su carrera política fue miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde se desempeñó como diputado, senador, presidente del partido, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, y finalmente, candidato a la presidencia de México.
El año de esta tragedia: 1994…
El escenario: la colonia popular Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California.
Alrededor de cuatro mil personas se reunieron para ver al candidato priista, quien ofreció un discurso que terminó alrededor de las 17:08 horas; cuatro minutos después, cuando Colosio caminaba rumbo a su camioneta, uno de los asistentes al mitin puso un revólver calibre .38 cerca del oído derecho del candidato y le disparó.
Luego del primer disparo, recibió uno más en el abdomen. Seguido de lo anterior, a las 17:20 horas, fue llevado inconsciente al área de Urgencias del Hospital General de Tijuana.
Luis Donaldo Colosio fue declarado muerto a las 18:55 horas, del 23 de marzo de 1994.
Aún cuando él hubiera llegado a la presidencia, no creo que «la verdad histórica» de tantos y tantos casos de injusticia, violencia, lavado de dinero, tráfico de influencias, etc. etc. fueran diferentes, cada vez estoy más convencido que el poder corrompe. Es irrisorio y dan pena ajena tantos personajes que pretenden tener un cargo público, un cargo de representación popular y que tienen grandes vacíos, ya no digamos educativos o de formación ¡si no de sentido común! son disparos al aire que dañan, que violentan, que no aportan. Basta ver el manejo de las campañas políticas, haciendo uso de ridículos argumentos y estrategias populistas, pero eso sí, todo en el marco de las nuevas tecnologías y la ostentación de recursos que se van a la basura.