Archivado en julio 12, 2022
¿Por qué la necesidad de tocar el cielo?
La arquitectura es una disciplina que combina el arte y la funcionalidad, que expresa a través de los materiales un fin muy claro, el de habitar o cohabitar con los espacios, con los ambientes, en las plazas, en las grandes ciudades o en los más recónditos parajes de cualquier lugar y cultura. Su razón es para y por un público que aprecia cómo se colocan las estructuras de madera, de piedra, el vidrio, el metal o cualquier material que se conjugue con la grandeza de cada cultura y sociedad.
Con toda seguridad, se puede afirmar que la arquitectura es tan vieja como la humanidad misma, ejemplos hay miles, sean sencillos o majestuosos, increíbles o que destaquen por lo básico de sus formas, siempre habrá un «vecino arquitectónico» de gran impacto.
Los rascacielos por ejemplo, tienen como razón de construcción, ejercer el máximo aprovechamiento económico del suelo. Por ello, suelen encontrarse múltiples rascacielos agrupados en las zonas comerciales o residenciales de grandes ciudades, donde el valor del suelo es elevado. Aquí es donde cabe la pregunta ¿hay la necesidad de alcanzar el cielo a cualquier costo?
He tenido oportunidad de apreciar un sinfín de obras arquitectónicas, desde las más osadas, prácticamente extraídas de la piedra, hasta algunos de los edificios más emblemáticos que, al verlos, son como un despojo de emociones, no sabes si apreciar solo la belleza o ver el increíble esfuerzo de ejecución estructural.
Un punto de referencia es el Burj Khalifa, donde el diseño, el dinero y la necesidad de lograr una obra única se mezclan y dan vida al edificio más alto del mundo, aquí unos datos interesantes:
El Burj Khalifa (Torre Califa) tiene una altura de 828 metros. En la construcción del edificio han participado más de 12 mil personas de 30 diferentes países. Anteriormente fue conocido como Burj Dubai (Torre de Dubái). En árabe, «burj» significa torre.
Para hacernos una idea de su altura, lo mejor es compararlo con el rascacielos más famoso del mundo, el Empire State de Nueva York. Con 381 metros de altura (431 si incluimos su antena), el rascacielos neoyorquino es la mitad que el Burj Khalifa.
La construcción del Burj Khalifa comenzó el 21 de septiembre de 2004 y finalizó el 4 de enero de 2010, más de un año después de lo previsto. El rascacielos destaca por tener un gran número de plantas residenciales, algo insólito hasta el momento.
Cuenta con dos miradores que ofrecen vistas sorprendentes. En el piso 124, localizado a 442 metros de altura, se encuentra el que hasta ahora era el único mirador de la Torre Califa, sin duda alguna el mejor punto de Dubái para contemplar la ciudad.
El segundo de los miradores, de reciente inauguración, localizado a 555 metros de altura, se ubica en el piso 148 del edificio. Acapara todas las miradas tras haberse convertido en el más alto del mundo, despojando a la Torre Canton en Guangzhou ese título.
Junto al Burj Khalifa hay un gran lago artificial donde se encuentra instalada la Fuente de Dubái, una de las atracciones imprescindibles de la ciudad. Alrededor del lago se encuentran bares, restaurantes y el famoso centro comercial Dubai Mall.
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El 24 de julio de 2007 superó al edificio más alto del mundo hasta esa fecha, la Torre Taipei 101 en la ciudad con su mismo nombre.
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El coste del rascacielos ha sido de 1,500 millones de dólares.
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El Burj Khalifa es visible desde 95 kilómetros de distancia.
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La torre cuenta con 57 ascensores, pesa 500,000 toneladas y está recubierta por 28,601 paneles de cristal.
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Además de ser la estructura independiente más alta del mundo, el Burj Khalifa también tiene el récord mundial de la mayor distancia de viaje en elevador y el restaurante más alto del planeta.