Sería un atentado recurrir al olvido. Soy quién soy gracias a lo que he vivido y por esto, celebro cada momento e intento dejar algo de mí mismo en cada fotografía.

Los momentos son las autoridades que juegan en la ejecución de una fotografía para transmitir ese preciso instante en el que como fotógrafo intento representar esa conexión que se produce constantemente con todo lo que nos rodea.

Me despojo de prejuicios que se forjaron en mí en mi México natal, observo a través de la cámara, respiro profundo y dejo que la luz entre para efectuar los disparos con la seguridad como la de quien dispara con un arma de fuego de gran calibre, puesto que la cámara tiene el poder de actuar como un arma de doble filo, y convertirse en un arma de creación o destrucción.

Intento que esa fotografía no constituya un atentado visual, debo realizar los disparos en el momento exacto con la seguridad de que cada ejecución tendrá una identidad única, porque habrá captado la simplicidad y la grandeza que compartirá a los ojos de su público.

Durante el proceso de creación de una fotografía, todo es posible en un sencillo instante, todo nace y se transforma, convirtiendo a cada momento en algo único, mágico, polémico o hasta trágico.

El tiempo no puede convertirse en un enemigo cuando atesoras en una imagen cada persona y cada lugar que ha dejado una huella imborrable en ti.